Este post no se si escribirlo en mi perfil personal o profesional, así que de momento lo cuelgo aquí ya que para mi el Tarot o los oráculos son más terapéuticos que predictivos.
Mi relación con las cartas del Tarot empezó en el curso de Christine Michelle (matrona y osteópata) y su formación transgeneracional en la ECO hace ya 13 años. Ella trabajaba la pelvis cavitariamente mediante la influencia de un arcano mayor. Cada arcano representaba una figura mística y una información trascendental donde debíamos conectar para poder liberar esa información ancestral.
El primer arcano que abordamos en aquel curso fue el Ermitaño, por aquel entonces dominaba poco del tema. Con el tiempo le cogí algo de manía y a la información que éste conllevaba consigo, ya que es el trabajo de introspección, conectarse con uno mismo y dar luz a tus sombras para saber realmente el propósito real de nuestro aprendizaje. Me ha costado mucho tiempo conectar con él y darle el cariño que se merece. Ahora no es de uno de mis favoritos pero cuando sale me lo cojo muy en serio, ya que si no conecto con mi propio camino no puedo avanzar hacia algo nuevo.
Estas cartas quedaron casi en el olvido durante algunos años hasta que hace un par de ellos las volví a coger, a mirar libros, a estudiarlas, a formarme y a indagar más en el significado real que nos pueden aportar. Todo gracias a mi propio proceso de crecimiento, a conectar con quien era, a entender el porqué de mi entorno y entender en que se movía la gente y porque actuaba de determinada manera. Fue una de las luces que iluminaron mis sombras.
En consulta tengo muy claro el trabajo que hago, pero los pacientes a veces te piden más, necesitan algo más de luz para entender su propio proceso.
Con las cartas pude conectar con ello, ya que las cartas no dicen lo que tu quieres, sino te hablan en como tu vibras. Eres tu mismo que sacas las cartas adecuadas a tu proceso según la frecuencia de tu vivencia de ese momento.
Las manos escuchan lo que el cuerpo quiere expresar pero las cartas ponen palabras a lo que el alma quiere apaciguar.
Las cartas ayudan al paciente a ver su propia realidad. Cada una de ellas van a vibrar con su propia frecuencia y van a salir las que su esencia necesita escuchar.
Si os fijáis las cartas pueden ser las mismas, con sus mismos significados pero con matices muy diferentes. Por ese motivo va a ser súper importante escoger el mazo adecuado y el momento adecuado para llevarlo a cabo.
Hay que recordar a los neófitos del Tarot que los arcanos menores hacen referencia a un arquetipo de la psicología humana haciendo referencia en muchas ocasiones de su propia personalidad y como suele gestionar las adversidades que la misma vida le va a dar.